Iglesias Orientales XVII: Maronitas

 Lăudat să fie Isus!

Béchara Boutros al-Rahi, Patriarca Maronita, durante la bendición de la nueva catedral patriarcal

Continuamos nuestro viaje por las iglesias de tradición antioquena, hoy viajamos hasta el Líbano, sede de la iglesia católica maronita. Lo primero y más importante que cabe destacar de esta iglesia es que siempre han sido católicos, nunca se han separado de la unión plena con Roma y, por lo tanto, no tienen contraparte no católica.

Los orígenes de esta iglesia se dan al sur de Antioquía, en el valle del río Orontes, y se originó gracias al monje San Marón siendo la única iglesia que no debe su apelativo a una región o a una denominación de grupo (como los melquitas) sino a un santo. Es importante entender, entonces, quién era San Marón.

Icono de San Marón

San Marón nació a mediados del s. IV en algún lugar del Líbano. Fue un monje anacoreta (no vivía en comunidad) en la provincia de Apamena. Más tarde se desplazó al monte Ol-Yamos, en la región de Ciro. Allí predicó incansablemente el evangelio y convirtió a los paganos de la región. Su fama de santidad en vida llegó hasta el punto que incluso San Juan Crisóstomo oyó hablar de él. Su amistad fue uno de los pocos consuelos que Crisóstomo encontró en el exilio gracias a las cartas que se escribían. En una de las cartas que conservamos San Juan Crisóstomo le escribe:

“Fuertes lazos de afecto y de bondad me atan a ti, y puedo verte como si estuvieras aquí presente a mi lado. Porque tal es la visión del amor que nada puede debilitarla: ni la distancia del camino, ni el desvanecimiento del tiempo. Me gustaría escribirte más seguido, mi piadoso Señor, pero no me es fácil ni posible por todos los obstáculos del camino y la falta de viajeros en mi lugar de exilio. Sin embargo, te mando saludos, oh Beatitud, siempre que se me presenta la oportunidad de hacerlo, y quiero que sepas que nunca te olvidaré, y, además de tener en mi memoria, siempre te llevaré en mi corazón, donde sea que yo esté. Te suplico tu amabilidad para que me informes cómo te encuentras de salud, tan frecuente como te sea posible, de modo que al saber de ti, aunque separados físicamente, reciba yo un gran consuelo incluso en medio de mi soledad. Es una verdadera delicia para mí cada vez que recibo noticias de todo el bien que estás haciendo. Te pido, sobre todo, que seas tan amable de rezar a Dios por mí”.

Icono de San Juan Crisóstomo

Tras la muerte de San Marón en el 410, un grupo de discípulos suyo fundó el monasterio de Beit Maron en Shaizar, actual Hama, en Siria, esos monjes serían conocidos como maronitas o seguidores de San Marón. Los monjes de este monasterio defendieron la fe ortodoxa de Calcedonia frente a la herejía monofisita, esto le hizo ganar un enorme prestigio. Aunque dependían del Patriarcado de Antioquía, la comunidad maronita ya tenía en esa época (mediados del s.V) un tamaño bastante considerable. Pronto su fidelidad les pasaría una fuerte factura. A principios del s. VI, bajo el emperador bizantino Anastasio "Dicorus" (sobrenombre que significa "dos pupilas" porque tenía heterocromía, es decir, cada ojo de un color distinto), que era monofisita, inició una fuete persecución contra los cristianos fieles a Calcedonia. En el 517, los monofisitas de Antioquía atacaron el monasterio de San Simeón el Estilita, matando a 350 monjes y quemando el monasterio. 

En esa época, como veíamos en la anterior entrada sobre la iglesia católica siria, la situación entre jacobitas y melquitas estaba muy candente. Unos años más tarde se acusó a los maronitas de haber defendido otra herejía, el monotelismo (que defendía que Cristo tenía una única voluntad en vez de dos, la humana y la divina), pero esta acusación se debe a que los maronitas no pudieron acudir al Concilio III de Constantinopla, donde se condenó al monotelismo. Algo parecido pasó con la iglesia armenia, que no pudo acudir al Concilio de Calcedonia. Esta acusación carece de fundamento teológico puesto que es completamente irracional el afirmar que Cristo tenía dos naturalezas, la humana y la divina, pero no dos voluntades, es decir, el monotelismo sin el monofisismo no se sostiene.

Con las invasiones musulmanas los maronitas se retiraron al Líbano. Al haberse ido el patriarca melquita a Constantinopla por casusa de dicha invasión, en la región se elije a otro patriarca en Antioquía, este sería el maronita San Juan Marón (628-707), primer patriarca de la iglesia maronita.

San Juan Marón

Por desgracia el nombramiento de un patriarca propio les granjeó la enemistad con los bizantinos, que no veían con buenos ojos dicha elección, pues socavaba su poder sobre los cristianos de la región, especialmente sobre los propios maronitas. Durante los siglos siguientes hubo muchos ataques por parte de los bizantinos, quienes mataron a cientos de maronitas durante un ataque al monasterio de San Marón, que fue finalmente destruido en el 956. Por causa de todo esto la iglesia maronita se va desplazando definitivamente al Líbano durante estos 3 siglos de persecuciones, aunque quedó una pequeña comunidad en el valle del río Orontes, lugar de origen de los maronitas. Bajo el califato Omeya los maronitas fueron, más o menos, tolerados, no así durante el califato abasí, que impuso unos duros impuestos a las comunidades maronitas.

Al igual que otras iglesias, los maronitas entraron en contacto con los latinos durante la época de las cruzadas. Como hemos dicho, al ser una iglesia que nunca abandonó la comunión con Roma, no hubo problemas en ese aspecto. No obstante, la actitud de los latinos durante este periodo, que hacía difícil una vuelta a la unidad a causa de las condiciones de latinización, también afectó a los maronitas, quienes sufrieron esta latinización. Esto dio lugar a algunas reticencias hacia Roma, que se fueron solucionando con el acta de la ratificación de la adhesión a Roma por parte del patriarcado maronita en el 1203. En 1215 el patriarca Jeremías II acudió al IV Concilio de Letrán, una año más tarde, con la bula Quia divina sapientiae de Inocencio III. Esto favoreció las relaciones con Roma pero también la latinización que hemos comentado.

Papa Inocencio III

En el siglo XVI el imperio turco otomano se hizo con el dominio de la región maronita. Esto dificultó las relaciones entre Roma y el patriarca maronita. La tensión a causa de las imposiciones de latinización por parte de Roma causaron que varios patriarcas, entre los que destacamos la figura de Youssef IV Halib el-Akouri quien en un sínodo patriarcal en 1644 rechazó la latinización de sínodos precedentes, como el de 1580 donde se determinó que los niños pequeños no debían recibir la comunión, práctica común en las iglesias orientales. En 1736 la Iglesia maronita realizó el sínodo del Monte Líbano en el monasterio de Nuestra Señora en Louaizeh, Keserwan. Este sínodo es el más importante de la historia reciente de los maronitas pues en él se determinó, grosso modo, lo que es la estructura actual de los maronitas. En él se estableció por vez primera un reparto de los territorios canónicos, se establecieron diócesis y se aprobaron normas para el funcionamiento de la iglesia.

Durante el s. XIX, como ya ocurrió con la iglesia siria, diplomáticos franceses empezaron a interceder ante el gobierno otomano en favor de las comunidades cristianas, entre ellos los maronitas. Un hecho que cabe destacar particularmente las matanzas que tuvieron lugar a mediados del s. XIX que provocaron una intervención militar por parte de los franceses. En 1915 los turcos derrocaron al gobierno libanés, exterminando a todos los que apoyaban a los franceses. Tres años después los franceses recuperaron varias ciudades importantes. El patriarca maronita Elias Pedro Hoayek encabezó las negociaciones de paz que terminaron con el reconocimiento del dominio francés, que se mantuvo hasta 1943, cuando el Líbano fue declaro independiente. Con todo, antes de su retirada, los franceses consiguiron que se firmara un acuerdo por el cual se mantendría un orden entre las poblaciones maronita y musulmana. Este acuerdo incluye la cláusula de que el presidente debía ser maronita y el primer ministro musulmán. Desde entonces la comunidad maronita ha vivido en una situación difícil.

Actualmente es una iglesia que cuenta con más de 3 millones de fieles repartidos entre los territorios del Líbano y la diáspora. Como hemos comentado al principio, la comunidad maronita celebra la fe católica dentro del rito antioqueno, aunque su liturgia se vio influenciada por los caldeos y por los latinos. Lo más llamativo de su liturgia es que los maronitas han conservado la consagración en lengua aramea, la lengua de Cristo.


La liturgia se celebra en árabe, siríaco y las lenguas modernas de las comunidades de la diáspora. La sede patriarcal está en Bkerké, Líbano y su actual patriarca es 
Béchara Boutros al-Rahi.
Béchara Boutros al-Rahi, patriarca maronita



Comentarios

  1. pude ver una película antigua sobre San Charbel donde la liturgia era muy diferente a la que celebran ahora... se quejan de latinización y asumieron la orientación versus populum que los latinos erroneamente adoptaron

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