Iglesias Orientales XVI: Sirios

 Lăudat să fie Isus!

Retomo por fin la actividad del blog en este día que los cristianos que celebran la Pascua según el calendario gregoriano celebrarán la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. En mi anterior entrada hablé de la iglesia católica armenia, al ser la única iglesia que celebra con el rito armenio con ellos termina también el recorrido por esa familia litúrgica. Hoy me gustaría empezar con las iglesias de tradición antioquena o siro-occidental, que son tres: sirios, maronitas y siro-malankares. En la entrada de hoy hablaremos de la iglesia católica siria.


Ignacio III Younan, Patriarca Sirio Católico, celebrando la Qurbana (Misa) en la iglesia de San Ignacio en Beirut


Aunque en los Hechos de los Apóstoles se habla de la región de Siria, en particular de lugares como Antioquía y, por lo tanto, podemos hablar de una presencia cristiana que se remonta a los propios orígenes del cristianismo la presencia del mismo de forma estructurada no se dará hasta los siglos III-IV. Siria fue uno de los centros más grandes del cristianismo y es esencial para nuestra historia. San Pedro fue obispo de Antioquía antes de serlo de Roma, de hecho en Antioquía, como recuerda Hch 16, 28, es el primer lugar donde nos empezamos a llamar cristianos. Por desgracia esta iglesia no tardará mucho en tener problemas. Como ya vimos en la entrad sobre la Iglesia Copta Católica y la de la Iglesia Melquita en el año 451, tras el concilio de Calcedonia, los cristianos de la región quedaron divididos entre melquitas, que apoyaron a la emperatriz Santa Pulqueria y aceptaron el Concilio, y los jacobitas, que rechazaron dicho Concilio. Aquí conviene detenerse un poco en la figura de Jacobo Baradeo, cuyos seguidores fueron llamados jacobitas por su causa.

Nacido en el año 500 en Tella, actual Turquía, en el seno de una familia que rechazaba el concilio de Calcedonia. Jacobo fue hijo de un sacerdote llamado Teófilo, aunque cuando tenía dos años fue puesto al cuidado de unos monjes, por lo que se unió a la vida monástica una vez alcanzó la edad adulta. Durante gran parte de su vida fue un sacerdote ejemplar al que se le atribuyeron varios milagros. Su fama llegó hasta el punto que fue nombrado obispo de Edesa por parte del patriarca Copto de Alejandría, Teodosio. El buen hombre no se estuvo quieto y, una vez fue ordenado obispo, se dedicó a ordenar sacerdotes y obispos no calcedonianos, perpetuando el cisma. En el año 544 ordenó al que sería el primer patriarca sirio ortodoxo, Sergio, creando así la iglesia siria ortodoxa. No obstante, el emperador Justiniano intentó, sin éxito, que calcedonianos y no calcedonianos se unieran en el II Concilio de Constantinopla en el 553.

Emperador Justiniano I

Hubo otros intentos de unidad con el emperador Justino II en el 568 y 571. En el 571 de hecho Baradeo llegó a firmar un acta de unión con los calcedonianos, pero los sirios ortodoxos no aceptaron esa decisión. En vida de Jacobo no hubo más intentos, finalmente en el 578 fallece.

Una vez más recordamos que el primer contacto fluido entre latinos fue en el siglo XI, durante las cruzadas. Las buenas realaciones entre los cruzados y los obispos sirios dio lugar a conversaciones de unidad que quedaron en nada porque la actitud de los latinos, que pretendían que las iglesias sirias se latinizaran, no facilitó nada la labor. Tras varios siglos de tira y afloja y varios tímidos intentos de buscar la unidad, como la firma de la bula del Concilio de Florencia sobre la unidad por parte de un obispo sirio, finalmente en el s. XVI, empezaron, como en los casos que ya hemos visto, las misiones por parte de sacerdotes latinos, principalmente jesuitas y capuchinos. Gracias a la buena disposición del patriarca sirio Ignacio David II Shah el Papa Gregorio XIII pudo enviar, en 1582, un legado a la ciudad de Alepo,

Papa Gregorio XIII

La misión empieza a cobrar fuerza a partir de 1626. En los años siguientes, el número de sirios que habían pedido la unidad era tan grande que se vio necesario el tener un obispo propio. Aquí entra en juego Andrés Akijan, un joven de origen maronita que fue enviado junto a otros al colegio maronita de Roma para estudiar por petición del Papa Inocencio X.

Papa Inocencio X

En 1652, Andrés regresa al Líbano, donde es ordenado sacerdote. 4 años después, el 29 de junio de 1656 fue ordenado obispo de Alepo. Fue duramente perseguido por los sirios ortodoxos hasta el punto que tuvo que abandonar Alepo en 1657 aunque pudo regresar un año más tarde. En 1659 el Papa Alejandro VII reconoce la jurisdicción como primer territorio de rito siro-antioqueno con la bula Inter gravissimas

Papa Alejandro VII

En 1662 falleció el patriarca Ignacio Yeshu II Qamsheh. Su sucesión fue muy complicada porque los obispos sirios no se ponían de acuerdo con quién debía ser su sucesor. Gracias a unos diplomáticos franceses, las autoridades turcas reconocieron a Andrés Akijan como patriarca sirio. Pero muchos obispos sirios no aceptaron ese nombramiento y eligieron a Ignacio Abdul Masih I como patriarca sirio ortodoxo. Si bien no del modo más deseado, en 1662 nace la iglesia siria católica con Ignacio Andrés Akijan como primer Patriarca.

Patriarca Ignacio Andrés Akijan

En 1663, el papa Alejandro VII confirmó la elección de Akijan pero, tras su muerte en 1677, se dieron nuevos problemas.En una jugada digna de Juego de Tronos, el patriarca ortodoxo se declaró católico para ser reconicido por las autoridades civiles como líder religioso de todos los sirios y, una vez obtenido dicho reconocimiento, volvió a declararse no católico. Los católicos eligieron como patriarca a Gregorio Pedro Shahbaddin, sobrino del patriarca ortodoxo. Gracias, de nuevo, a los franceses, fue reconocido por las confusas autoridades turcas que no entendían de dónde salían tantos patriarcas. Finalmente se decantaron por la parte ortodoxa y comenzaron a perseguir a los católicos. En 1696 el patriarca huyó a Jerusalén después de ser depuesto por 4ª vez. Gracias a la intervención de diplomáticos extranjeros, esta vez austriacos, en 1701 el patriarca católico fue rehabilitado por 5ª y última vez. Por desgracia esta paz duró medio suspiro. Apenas unos meses después el patriarca y varios clérigos más fueron arrestados. Varios obispos murieron, entre ellos el propio patriarca, que fue envenenado en 1702. En 1703 fue elegido Isaac Basilio Joubeir, quien vivía refugiado en el consulado francés, como patriarca sirio católico pero, a pesar de haber sido confirmado por el Papa Clemente X, no aceptó el cargo y murió en el exilio en Roma en 1721. Tras esto las circunstancias no favorecieron la elección de un nuevo patriarca hasta 1782.

Durante esos años la iglesia siria fue durísimamente perseguida y tuvo que refugiarse en la clandestinidad. Pero, como decía Tertuliano. "la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos". En este caso podemos dar el nombre de una de esas semillas, Miguel Jarweh. Miguel era un sacerdote sirio ortodoxo que en 1757, durante una peregrinación a Jerusalén, quedó maravillado por el mundo católico hasta el punto de pedir audiencia con el patriarca sirio ortodoxo y pedirle que la iglesia sirio ortodoxa volviera a la unidad con Roma, al patriarca Ignacio Jorge III no le convenció la idea. Aunque quedó impresionado por el carisma de este sacerdote, tanto que en en 1766 lo ordenó obispo de Alepo tras ser elegido por los fieles de allí. En 1669 el sucesor del patriarca Jorge III, Ignacio Jorge IV, confinó a Miguel en un monasterio para que no promoviera la unidad con los católicos.

En 1774 pudo huir y, junto a la mayoría de fieles de Alepo, realizó la confesión de fe católica delante de un arzobispo melquita. Clemente X lo reconoció en 1775 pero el patriarca Jorge IV fue a Alepo e invadió la catedral, excomulgó a Miguel y a sus partidarios y consiguió que las autoridades turcas lo persiguieran. Miguel huyó primero a Chipre y luego a Egipto. Sin que este periplo le hiciera perder ni una gota de su ardor misionero, en 1778 logró volver a Alepo. Allí su inquebrantable testimonio de vida atrajo a muchísimos cristianos a la unidad con Roma. No contento con esto, tras la muerte del patriarca Jorge IV se presentó en el sínodo y logró convencer a cuatro obispos para que se hicieran católicos. Estos obispos lo eligieron como nuevo patriarca y fue finalmente entronizado y posteriormente reconocido por el Papa Inocencio XI en 1783, cargo que ejerció hasta su muerte en 1800.


Patriarca Sirio Ignacio Miguel III Jarweh

Papa Inocencio XI
En 1802 fue elegido un nuevo Patriarca Sirio y, desde entonces, ha habido una sucesión hasta nuestros días. En 1829 las autoridades turcas reconocieron el patriarcado sirio católico. La comunidad siria comenzó un periodo de expansión que se interrumpió de forma muy abrupta durante la I Guerra Mundial, cuando tuvieron lugar varias matanzas de sirios cristianos. En 1915, más de 200.000 sirios fueron masacrados por los kurdos, un pueblo de etnia irania que se encuentra principalmente en Turquía, Irán, Irak y Siria. Tras trasladar varias veces la sede patriarcal, finalmente Beirut quedó como sede de la iglesia siria católica. Actualmente cuenta con más de 200.000 fieles repartidos entre el Líbano, Irak, Siria y las comunidades de la diáspora. Esta iglesia celebra en la recensión siria del rito antioqueno en lengua árabe y siríaca. Su actual patriarca es Ignacio Youssif III Younam.

El Patriarca Youssif junto a Mons. Gugerotti, actual prefecto de la Congregación de Iglesias Oriental


Comentarios

  1. Yo no sabía nada. Excelente! Muchas gracias por desburrarnos!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a usted por la apreciación y la buena voluntad de querer aprender. Nadie nace sabiendo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Roma es la madre de todas las iglesias

Iglesias Orientales XVII: Maronitas