Iglesias Orientales XV: Armenios

 Lăudat să fie Isus!

Continuamos nuestro viaje por las tradiciones orientales de la iglesia. Hoy vamos a un lugar muy especial, Armenia, situada al este de Turquía. ¿Por qué digo especial? Porque Armenia fue la primera nación que, oficialmente, se convirtió al cristianismo. Esto fue durante el gobierno del rey Tiridates III, quien fue evangelizado en primer lugar, según nos cuenta la Tradición, por los apóstoles San Judas Tadeo y San Bartolomé. Años más tarde, es evangelizada por San Gregorio el Iluminador, al que la semana que viene le dedicaré, Dios mediante, un artículo, pues su figura es, ciertamente, apasionante. Cabe decir aquí, resumidamente, que San Gregorio era un miembro de la dinastía arsácida, que en esa época reinaba en Armenia. Tras muchas peripecias San Gregorio pudo volver a Armenia tras el exilio que sufrió su familia en Cesarea de Capadocia. Tras 13 años en prisión por predicar el Evangelio, y tras curar milagrosamente al rey Tiridates III, este declara, en el año 301, al cristianismo como religión oficial de Armenia.

Bautismo de Tiridates III por manos de San Gregorio el Iluminador

Así, como he comentado, Armenia se convierte en la primera nación del mundo que se convierte oficialmente en cristiana. En el año 313, el papa Silvestre I reconoce oficialmente el título de catholikós a San Gregorio el Iluminador.

Durante el siglo siguiente los armenios tomaron parte activa de la vida de la Iglesia. San Aristakés, hijo de San Gregorio, participó como legado armenio en el concilio de Nicea. También participaron en el I de Constantinopla. No pudieron acudir al de Éfeso porque estaban ocupados por la invasión de los persas, pero se adhirieron a sus cánones por escrito. Como curiosidad, en el 365 los armenios tuvieron su primer sínodo en el cuál se planteó, y se llevó a cabo con los años, que los obispos tenían que ser hombres célibes, siendo la primera iglesia que tuvo esta regla, en otros lados seguirían habiendo obispos casados hasta bien entrado el s. VII. A principios del s. V se realizó la traducción de la Biblia al armenio. En aquél entonces había sido creado el alfabeto armenio y se adoptó esta lengua como idioma litúrgico. Si se me permite un breve paréntesis sobre el armenio. La fuerte complejidad de esta lengua radica en que es una lengua de origen indoeuropeo y que ha formado su propia familia. San Mesrob Mashtóts fue el monje que creó el alfabeto alrededor del 405.


Alfabeto Armenio

La complejidad de esta lengua le proporcionó a los armenios bastante independencia a nivel litúrgico, de hecho acabaron teniendo su rito propio, al que dedicaré unas palabras al final.

En el siglo VI se introduce la herejía monofisita aunque de un modo un poco extraño. Debido a los problemas con los persas, al igual que con el Concilio de Éfeso, no pueden acudir al Concilio de Calcedonia. Aquí viene el problema gordo, la iglesia armenia nunca ha acogido el monofisismo como tal ni en su teología ni en su liturgia, pero, como castigo contra los bizantinos por abandonarlos con el tema de los persas, aceptaron a los monofisitas en sus territorios, adhiriéndose a la facción monofisita en el sínodo de Dvin (525-527). Otro detalle que ayuda a entender el rechazo de los armenios fue la pésima traducción de los textos griegos de Calcedonia al armenio, teniendo en cuenta que uno de los textos fundamentales del Concilio fue el Tomus ad Flavianum del Papa San León Magno, que estaba en latín y fue traducido al griego. Entonces, como una especie de teléfono escacharrado teológico, a los armenios les llegó, con algunos textos, una traducción de una traducción. Para los legos en la materia puede parecer una cuestión absurda, pero para los que sean teólogos será perfectamente comprensible la situación. En la teología una palabra fuera de sitio o una frase ambigua puede suponer la diferencia entre la fe ortodoxa y la heterodoxa. Entonces la iglesia armenia no es una iglesia monofisita.

El problema más serio para la comunidad armenia llegó a mediados del s. VII cuando fueron finalmente invadidos y conquistados por los árabes. Entonces la iglesia apostólica armenia quedó completamente separada de todo hasta el s. XII cuando, gracias a los cruzados que, yendo de camino a Tierra Santa, tomaron contacto con ellos. Se estableció una alianza con el rey León I el Magnífico, numerado como León II si se tiene en cuenta a León I, pero como este no fue estrictamente rey, se considera que León el Magnífico es el I. En cualquier caso, León intentó varias veces que lo nombraran rey en vez de "Señor de las Montañas" que era el título oficial del gobernante de los armenios de Cilicia. Primero intentó negociar con Federico Barbarroja, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, pero, tras la ridícula muerte de este (se ahogó en el río Göksu por bañarse con la armadura puesta), así que las negociaciones se fueron a pique junto con el emperador.


León I el Magnífico

Federico Barbarroja

Volvió a tantear el terreno con el emperador Enrique VI y el papa Celestino III. Esta vez la jugada salió bien y fue coronado rey de los armenios el 6 de enero (día en que los armenios celebran la Navidad) en Tarso, de donde era oriundo San Pablo. Se establece una unión entre armenios y latinos, pero los armenios que no residían en Cilicia no aprobaron esto, por lo que, cuando cayó el reino de Armenia bajo el poder de los mamelucos, la unión cayó con ellos. Una vez esto ocurrió Armenia volvió a quedar aislada, pues ni los mamelucos ni, posteriormente, los otomanos, dejaron de poner trabas a la comunicación entre armenios y católicos. El concilio de Florencia, al cuál acudió una delegación armenia enviada por el catholikós Constantino VI, estableció una bula de unión que no tuvo efectos reales pero que sirvió de base para la posterior creación de la iglesia católica armenia.

Gracias, una vez más, a la predicación de los franciscanos, algunas pequeñas comunidades armenias volvieron a la unidad con Roma, aunque, gracias a las invasiones otomanas, esas comunidades fueron eliminadas. También fueron importantes los dominicos, quienes ayudaron a la formación de un grupo de armenios llamados los fratres unitores, es decir, los hermanos unidores. Estos grupos, como indica el nombre que llevaban, fueron creados para fomentar la unidad entre los armenios y los católicos. Su entrega fue de una ejemplaridad encomiable. Una de las labores más importantes que llevaron a cabo fue la de traducción de las obras teológicas y filosóficas más relevantes de Europa. Por desgracia, una vez más también, la actitud latinizante de muchos enturbió las relaciones.

Con todo, fueron surgiendo de nuevo comunidades que buscaban la unidad, sobre todo a partir del s. XVII. Una de las más importantes fue la comunidad de Leópolis, en la actual Ucrania, que en esa época era parte de la Mancomunidad de Polonia-Lituania. En 1630, el obispo Mikołaj Torosowicz hizo una confesión de fe católica junto con su presbiterio. Esta fue confirmada por Urbano VIII un mes después y nombró a Mikolaj archieparca armenio de Leópolis. Cinco años más tarde extendió su autoridad a los armenios católicos de Polonia, Lituania y Valaquia (región suroeste de la actual Rumanía), dejando dos eparquías sufragáneas a su cargo. A finales del s. XVII y principios del XVIII se fundaron las órdenes monásticas de los mequitaristas y de los antonianos armenios, ambas nacidas en comunión con Roma. Los mequitaristas fueron fundados por un monje de la iglesia armenia apostólica, Mequitar de Sebastea, quien quería la unidad con Roma. Habiendo conocido a un misionero jesuita del que se hizo amigo y habiendo estudiado en Roma, funda esta nueva orden y tomó para ello la regla de San Benito. El monasterio que fundaron en Venecia es un punto de referencia mundial para la cultura armenia. Como anécdota cabe decir que Lord Byron, el escritor inglés, quedó prendado de la belleza de este monasterio, en particular de su biblioteca, tanto que decidió estudiar armenio.

Monasterio mequitarista de la isla de San Lázaro de los armenios, Venecia

Los antonianos son una orden fundada en el s. IX, basada en la regla de San Antonio Abad, que tuvo distintas ramas en diferentes iglesias sui iuris, siendo una de las más famosas la de San Ormisdas de los Caldeos. Con los años las comunidades católicas armenias fueron creciendo hasta que a principios del s. XVIII se vio oportuno crear una estructura eclesiástica que abarcara a todas estas comunidades que, como comentaré al final, están bastante diseminadas por el mundo. En 1714 se empezó a tantear el terreno para crear un patriarcado armenio. En un sínodo en Constantinopla fue elegido Melkon Tazbazian como Patriarca. Pero los armenios de la iglesia apostólica denunciaron el encuentro a las autoridades otomanas, quienes disolvieron el sínodo y arrestaron a la mayoría de miembros, incluido Abraham Pedro I Ardzivian quien, alerta spoiler, acabaría siendo elegido primer Patriarca de los Armenios.


Moneda conmemorativa del 300 aniversario del nacimiento de Abraham Ardzivivian

El obispo Ardzivivian era obispo armenio de Alepo (Siria), donde había una comunidad armenia bastante grande. Fue arrestado junto con muchos otros. En 1719 pudo retornar, pero fue acusado de separar a los armenios de la autoridad del sultán otomano. Abraham fue exiliado en la isla de Arwad. Gracias a unas donaciones se pudo construir un monasterio armenio en Kreim que adoptó la regla de los antonianos gracias a la amistad que había entre los fundadores de este monasterio y la orden antoniana maronita. Gracias a la influencia de los maronitas, Abraham fue liberado de su exilio en 1722 y se refugió en el monasterio ya mencionado. Como la comunidad armenia de Alepo seguía reconociendo a Abraham como su arzobispo, este envió a un vicario en su nombre para atender a esa comunidad. En 1738, gracias a la revuelta del pashá otomano de Egipto, los armenios católicos consiguieron hacer un templo en Alepo y, por fin, Abraham pudo regresar a su sede tras 7 años de prisión y 19 de exilio. Con el apoyo de los melquitas, Abraham pudo consagrar a tres obispos, creando así un sínodo de obispos. Tras este periplo, finalmente, en 1740 fue elegido como Patriarca de los Armenios, adoptando el nombre Pedro, cosa que desde entonces han hecho todos los patriarcas armenios hasta el día de hoy. El 26 de noviembre de 1742 el patriarca electo realizó la confesión de fe delante del Papa, quien confirmó la elección. Tras esto retornó al Líbano, donde falleció en 1749.

Tras esto la iglesia armenia se ha enfrentado a miles de dificultades, persecuciones y problemas de todo tipo, siendo una de las más importantes el genocidio de los armenios por parte del imperio turco otomano. A este hecho le quiero dedicar un artículo propio, pues lo merece. En la actualidad el patriarcado armenio, como he comentado, está muy repartido. El mayor número de ellos se encuentra en Beirut (Líbano), donde está la sede patriarcal, y en Alepo (Siria). Pero luego tienen sedes en Bagdad, Alejandría, Isfahán (Irán), Qamishli (Siria), Damasco, Jerusalén y Amán (Jordania). Lo primero que llama poderosamente la atención es la ausencia de sedes en la propia Armenia, pues sólo cuentan con un ordinariato en Gyumri, una ciudad histórica armenia. En la actualidad la iglesia armenia cuenta con casi 800.000 fieles en todos los territorios que he nombrado. Celebran la liturgia de San Gregorio el Iluminador en lengua armenia y su actual Patriarca es Rafael Pedro XXI Minassian.


Rafael Pedro XXI Minassian, Patriarca Armenio Católico

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