Las Iglesias Orientales Católicas XII: Melquitas

Lăudat să fie Isus!

Retomo por fin la labor habitual de este blog gracias a Dios. La última entrada numerada versaba sobre las iglesias greco-católicas rusa y bielorrusa, hoy trataremos sobre la última iglesia bizantina de nuestro recorrido, la iglesia melquita. Esta iglesia es bastante particular por muchos motivos. Como hemos visto hasta ahora, las iglesias bizantinas podían clasificarse dentro de dos grandes variantes, la eslava y la griega. La iglesia melquita no nació, como las otras, ligada a una nación específica. Hay dos elementos esenciales que definen a los melquitas. En primer lugar la etnia. Los melquitas se conformaron, principalmente, de tres etnias: sirios, árabes y griegos que residían en el patriarcado de Jerusalén. El otro elemento es que, tras el concilio de Calcedonia la cristiandad quedó divida en dos facciones, lo que aceptaban la fe calcedoniana y los que no. Entre las grandes personalidades que apoyaron el concilio se encontraba el emperador de Constantinopla Flavio Marciano, quien accedió al trono tras casarse con la emperatriz Santa Pulqueria, hermana del difunto Teodosio II. 




Los melquitas son aquellos habitantes de oriente que, tas el concilio, apoyaron a Marciano y a Santa Pulqueria. De ahí viene su nombre (malik en lengua árabe significa rey). Al igual que el término uniata, que se aplica a los miembros de las iglesias bizantinas unidas con Roma, melquita es un término de origen despectivo, pues era usado como un insulto por los contrario al concilio de Calcedonia. Más tarde quedó como término para referirse a todos los cristianos bizantinos que residían fuera del imperio de Constantinopla. En sentido estricto, la creación de una comunidad con el nombre "melquita" se remonta a la época de las cruzadas. En ese tiempo, los cristianos de oriente, principalmente sirios y melquitas, tienen una relación estrecha con los cruzados, que pertenecían, obviamente, a la iglesia latina. A mediados del s. XIV muchos misioneros trabajaron arduamente por la promoción de la unidad de los cristianos, especialmente en el patriarcado ortodoxo de Antioquía. Esta labor fue lenta pero segura. Misioneros jesuitas, capuchinos y carmelitas mantuvieron, contra todo tipo de dificultades, su presencia en Oriente durante los siguientes siglos. En el s. XVI la región quedó bajo el dominio del imperio otomano a nivel político y del patriarcado de Constantinopla a nivel religioso. Esto provocó que muchos cristianos fueran alejándose de los ritos sirio y copto y fueran adoptando el rito bizantino.

En orden a no extenderme demasiado no voy a meterme con una explicación muy exhaustiva sobre el desarrollo del patriarcado de Antioquía. Siendo un poco brutos, podemos decir que la sede de Antioquía ha sido objetos del juego de las sillas musicales más controvertido de la historia, pues, a lo largo de los años, diferentes grupos cristianos, tanto católicos como no católicos, han reclamado la sede de Antioquía, siendo, actualmente, cinco, tres católicos y dos ortodoxos (en la foto pueden verse a los que ocupaban el cargo en 2017).



En el s. XVII la situación era realmente tensa, había un grupo de obispos pro-católicos y otros anti. El bando pro-católico de bizantinos estaba, principalmente, en Damasco (donde está la actual sede física del Patriarca Melquita). Finalmente, en el siglo XVIII, empezaron a darse los últimos pasos para la reunificación formal. El patriarca ortodoxo de Antioquía Cirilo V Zaim fue favoreciendo el acercamiento entre católicos y ortodoxos en la región. Fue dando cargos importantes a distintas personalidades favorables a la unidad, siendo el más importante Seraphim Tanas, quien, en 1724, fue elegido por la comunidad melquita de Damasco como primer Patriarca Católico Melquita. Por desgracia, Cirilo V había fallecido en 1720 y su sucesor, Atanasio III, no era tan favorable a la unión. Cuando, el 20 de septiembre de 1724 fue elegido Seraphim como Patriarca de los melquitas, fue excomulgado por el Patriarca ecuménico de Constantinopla, quién eligió a un monje como patriarca "oficial" de Antioquía por parte de los melquitas. Esto dio lugar a la escisión de los melquitas en dos, católicos y ortodoxos. Las autoridades otomanas no aceptaron a Seraphim como patriarca legítimo, así que tuvo que huir al Líbano, con los maronitas. Finalmente, el 13 de agosto de 1729, el papa Benedicto XIII, reconoció la validez de esta comunidad de lengua árabe (la ortodoxa era de origen griego), aunque hasta 1743, con la bula Demandatum Coelitus de Benedicto XIV, no se estableció formalmente el patriarcado melquita católico. Con todo, aún tuvieron que pasar casi 100 años hasta que los otomanos reconocieran esta comunidad. En 1838 el patriarca Máximo III Mazlum (abajo dejo su foto) obtuvo el reconocimiento de Abdülmecit I, el sultán otomano, de la existencia de un grupo greco-melquita, aunque se tardaron otros 10 años en aceptar la jurisdicción del patriarcado greco-melquita.



Tras esto, como he comentado antes, se estableció la sede patriarcal de forma física en Damasco, aunque nominalmente sigue siendo patriarca de Antioquía. La iglesia melquita es una de las que más ha crecido en los últimos siglos. Actualmente cuenta con casi 1.700.000 de fieles. La iglesia melquita llegó a tener un seminario en Jerusalén hasta 1967, cuando la fortísima inestabilidad política obligó a cerrarlo. Hoy cuenta con tres seminarios, uno en el Líbano, cerca de Beirut, otro en Beit Sahour, una ciudad palestina al este de Belén y uno en Newton, Massachusetts. (imagen del interior de la Catedral de Santa Ana en Newton). Los melquitas están extendidos principalmente por Siria, Líbano, Israel, Palestina y Estados Unidos. Celebran el rito bizantino en árabe, griego, siriaco, arameo e inglés con algunos elementos propios de la cultura árabe como la música.



Dada su delicada ubicación y la persecución constante a los cristianos en Oriente, los patriarcas Melquitas han brillado siempre por tener un carácter fuerte y ser grandes líderes. Durante el Concilio Vaticano II, el patriarca Máximo IV Saigh (abajo en la foto) fue conocido por la vehemencia con la que defendió a las iglesias orientales, llegando a ganarse el reconocimiento de los patriarcas ortodoxos.



El actual Patriarca, José I Absi (abajo en la foto celebrando la Divina Liturgia), fue elegido el 17 de junio de 2017. No quiero comentar nada aquí sobre la persecución de los cristianos en Oriente porque quiero tratarlo en una entrada propia.



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