Las Iglesias Orientales Católicas X: servocroatas

 Lăudat să fie Isus!

Continuamos nuestro viaje por la costa y seguimos yendo hacia el norte, en concreto a la costa del mar Adriático, hasta la región de Croacia. La iglesia greco-católica de esta región está unida a la población greco-católica de Serbia, por lo tanto podríamos hablar propiamente de una iglesia serbocroata. Con Croacia volvemos un poco al mundo eslavo pues la lengua croata y la serbocroata son eslavas. Aunque hay un detalle que nos muestra que Croacia está un poco entre Oriente y Occidente y es la escritura. El idioma croata se puede escribir en alfabeto latino, en cirílico (en su variante serbia o la genérica) y, como nota llamativa, en gajica, que es el alfabeto latino adaptado al serbocroata. 

Croacia fue parte del imperio romano, en concreto fue parte de la región de Iliria, abarcando la península de Istria. Tras la caída del imperio romano está región mantuvo su lengua propia hasta que, en el siglo VI, debido a las invasiones de los hunos, el pueblo Hrvti se tiene que desplazar al oeste. Aunque en un principio se instalaron en Galicia y Croacia Blanca (ambas en Ucrania), el emperador bizantino Heraclio les ofreció la región de Istria si este pueblo le ayudaba con sus enemigos, en concreto contra los ávaros (que no avaros, avaro era Heraclio que lo quería conquistar todo). Tras esto los pueblos eslavos Hrvti y Chrobati se instalan en la actual Croacia. 

El cristianismo llega a esta región un poco tarde. Aunque los cristianos habían pasado anteriormente por la zona, no es hasta el s. VII cuando en Croacia se instala una comunidad cristiana estable. En primer lugar el papa Juan VIII envía a un abad a recoger las reliquias de diversos mártires de la región, después, tras la evangelización de los pueblos eslavos por parte de los Santos Hermanos Cirilo y Metodio, el cristianismo de rama bizantina se convierte en el mayoritario de la región. Finalmente, durante el papado de Agatón, los croatas llegan a un acuerdo y los cristianos de la región pueden desarrollar su culto sin problemas. Durante más de un siglo la región de Croacia fue dependiente de la jerarquía de otros lugares con mayor presencia cristiana. No es hasta que el papa Juan VIII le envía una carta al príncipe Branimiro, gobernante de Croacia muy importante pues consiguió la independencia de la región con respecto del imperio franco y del bizantino. En dicha carta el Papa reconoce la independencia de la región de Croacia a nivel eclesiástico, así como su independencia como reino propio. Más adelante, el papa San Gregorio VII envió a un legado, el monje Gebizón, para coronar en su nombre al rey Zvonimir. Esto fomentó la vinculación entre el pueblo croata y la Santa Sede. Esta vinculación no se resintió con los siglos, de hecho el papa León X, en agradecimiento a la fidelidad del pueblo croata le concedió el título de "escudo y muro de la cristiandad". Aunque a lo largo de los siglos la presencia bizantina se redujo, especialmente tras el Gran Cisma, debido a que Croacia se mantuvo fiel a Roma, la invasión otomana favoreció la presencia ortodoxa de nuevo en la región. También se encuentran las primeras comunidades greco-católicas, en su mayoría de origen serbio. Para atender a esta comunidad serbocroata, se establece a un vicariato bizantino dependiendo del obispo latino de Zagreb, dejando a un eparca vicario como responsable de la comunidad. Este eparca fue Simeon Vratanja, un obispo ortodoxo que volvió a la comunión con Roma y, posteriormente, nombrado por Pablo V eparca vicario de los serbocroatas de rito bizantino. Simeón estableció su sede en el monasterio de Marcă.

El surgimiento jurídico de la iglesia greco-católica serbocroata se encuentra en la Unión de Užhorod, la cuál los lectores del blog conocerán ya porque ha sido nombrada ya varias veces, en cualquier caso remito al artículo sobre la iglesia greco-católica rutena y al de la magiar, donde explico más detalladamente el suceso. Así, la eparquía croata de Križevci es un desmembramiento natural de la eparquía rutena de Mukačevo. No obstante el crecimiento de los greco-católicos se vio eclipsado por la creciente tensión con los ortodoxos. Así, el 19 de noviembre de 1735, los ortodoxos expulsaron a los monjes greco-católicos del monasterio de Marcă. Aunque posteriormente fueron obligados a abandonarlo por las autoridades, decidieron quemar el convento antes de que volviera a manos de los católicos. Con todo, el papa Pío VI erigió la eparquía de Križevci para los fieles de Croacia y Eslovenia. Tras la I Guerra Mundial y el surgimiento de Yugoslavia, se extiende la jurisdicción a toda la región. Se amplió una tercera vez con la expansión del imperio austro-húngaro por los balcanes. Para ese momento, la eparquía contenía greco-católicos de al menos 6 etnias diferentes (rutenos, serbocroatas, eslovacos, ucranianos, rumanos y macedonios). Aunque todos estos estaban integrados dentro de la tradición bizantina eslava.

Tras todos los vaivenes territoriales del s. XX, la iglesia greco-católica serbocroata quedó conpuesta de un modo parecido a la italo-albanesa. Por un lado está la eparquía de Križevci con 4 vicariatos y por otro la eparquía de San Nicolás de Ruski Krstur en Serbia y Montenegro. Los vicariatos de la eparquía de Križevci abarcan las regiones del centro y del noroeste de Croacia y de Bosnia y Herzegovina. El cuarto vicariato se encuentra actualmente inactivo. Aunque la sede de Croacia está nominalmente en Križevci, las oficinas están en la capital, Zagreb. La sede del la eparquía serbia está en Ruski Krstur. Los eparcas son Djura Džudžar en Serbia y Milan Stipić en Croacia. 

Actualmente la iglesia greco-católica serbocroata tiene unos 45.000 fieles en Croacia y en Serbia. También hay algunas comunidades en EEUU dependientes de las eparquías rutenas. Celebran la liturgia en eslavo eclesiástico. 

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