Las Iglesias Orientales Católicas VI: eslovacos

 Lăudat să fie Isus!

Continuamos nuestro recorrido por la tradición oriental de la Iglesia, en concreto hoy viajamos a Eslovaquia. En cierto modo no nos vamos a mover mucho con respecto a la anterior publicación que fue sobre la iglesia rutena porque, si dentro de las iglesias orientales podríamos decir que las bizantinas son hermanas (aunque evidentemente todas las iglesias son hermanas entre sí) en el sentido que sus tradiciones nacen de una fuente común, la iglesia greco-católica eslovaca y la rutena serían mellizas. El desarrollo de estas dos iglesias es bastante paralelo.

La evangelización de la zona de Eslovaquia fue realizada en gran parte por los Santos Hermanos Cirilo y Metodio, principales responsables de la evangelización de los pueblos eslavos. Pero la iglesia greco-católica eslovaca como tal proviene de la Unión de Užhorod en 1646, de la que ya hablé en la entrada sobre la iglesia greco-católica rutena. El primer responsable de la comunidad greco-católica eslovaca lo encontramos en el vicario que fue nombrado para la ciudad de Košice (ciudad al este de Eslovaquia cercana a la frontera con Hungría al sur) por parte del eparca de Mukačevo en 1787, aunque poco después fue transferido a Prešov, que se encuentra un poco más al norte que Košice. Algunos años después el emperador Francisco I, último emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y primer emperador de Austria, quiso que se formara una eparquía propia para los habitantes de Eslovaquia, pero el papa Pío VII no estaba por la labor en ese momento principalmente porque tras el Cónclave donde salió elegido él en vez del candidato que apoyaba el Sacro Imperio Romano Germánico (que, como he dicho, estaba en decadencia) el emperador y el pueblo se negaron que fuera coronado en la Basílica de San Marcos en Venecia. Teniendo en cuenta el mal pie con el que empezaron, Pío VII no era muy favorable a conceder lo que el emperador le solicitaba. Así que por este motivo, entre otros, tardó más de 2 años en erigir la eparquía de Prešov, quedando así separada de Mukačevo, aunque determinó que fuera dependiente del primado latino de Hungría. Finalmente, el 21 de septiembre de 1818, el papa Pío VII erige oficialmente la iglesia greco-católica eslovaca con sede en Prešov dependiente de Erztergom.

Al igual que con las otras iglesias que hemos ido viendo, la iglesia greco-católica eslovaca cambia de fronteras tras la I Guerra Mundial, quedando la zona nominada como Checoslovaquia y siendo los greco-católicos eslovacos, al igual que los rutenos, incorporados a esta región. Tras la II Guerra Mundial los greco-católicos vuelven a depender exclusivamente de la eparquía de Prešov, dependiente, como hemos visto, del primado latino de Hungría hasta 1937. En ese año el papa Pío XI, ante la petición constante del pueblo eslovaco, hace depender directamente a la eparquía de Prešov de la Santa Sede, quedando así sujeta exclusivamente a la autoridad del Papa y no del primado húngaro. 

Aquí vienen unos escasos 13 años de paz y crecimiento por parte de la iglesia greco-católica eslovaca hasta el 28 de abril de 1950, estando la región bajo el pesado yugo del comunismo, se convocó, como con las anteriores iglesias que hemos visto, un falso sínodo en el que se obligó a los eslovacos a renunciar a la autoridad de Roma y quedar incluidos dentro del patriarcado de Moscú. Todas las iglesias y sus bienes fueron expropiados y entregados al Patriarca de Moscú. Evidentemente los fieles no se quedaron de brazos cruzados y, una vez más, el precio de su fidelidad a Roma fue la persecución, y el pago de la unión con la Sede Romana fue su sangre, entregada en martirio, es decir, en testimonio por Cristo y por Su Iglesia. Aunque en comparación con otras iglesias la persecución no duró tanto tiempo, los 18 años de persecución fueron una prueba de fuego para el pueblo eslovaco, en especial para los greco-católicos que, al igual que con los rutenos, fueron obligados a perder si identidad, aunque en menor medida que estos últimos. 

En 1968 el presidente eslovaco Dubček promovió que el gobierno comunista permitió a los greco-católicos, forzosamente incluidos en el patriarcado de Moscú, que lo desearan pudieran volver oficialmente a la comunión con Roma. Esta iniciativa fue un éxito bastante grande, pues dos tercios de los greco-católicos acogieron esta iniciativa, eso sí, ninguno de sus bienes fueron devueltos a los católicos hasta que, tras la Revolución del Tercipelo en 1989, cayó el régimen comunista en Eslovaquia, quedando formado un gobierno independiente que favoreció la vuelta de muchos greco-católicos que no habían vuelto en el 68 por miedo a los comunista. Con esta nueva política, la iglesia greco-católica eslovaca pudo recuperar gran parte de sus bienes, aunque no todos.

Así, poco a poco, y tras la separación entre la República Checa y Eslovaquia en 1993, la iglesia greco-católica eslovaca pudo tener, al igual que los rutenos, un crecimiento paulatino. Finalmente, la estructura actual como iglesia metropolitana sui iuris fue creada por el papa Benedicto XVI en 2008, quedando, hasta el día de hoy, como arzobispo  metropolitano Ján Babjak y creando las eparquías de Košice, que hasta entonces era, como es actualmente Grecia, un exarcado apostólico (esta realidad jurídica la explicaré más detenidamente cuando hable de la iglesia greco-católica de Grecia) y la de Bratislava (capital de Eslovaquia).  Estas dos eparquías en Eslovaquia junto la eparquía de los Santos Cirilo y Metodio en Canadá (con sede en Toronto) forman la actual iglesia greco-católica eslovaca aunque está última depende directamente de Roma y no de la sede metropolitana de Prešov. Los más de 220.000 fieles que actualmente pertenecen a esta iglesia celebran sus ritos en eslavo eclesiástico, eslovaco y, mayormente en EEUU, donde los fieles están sujetos a la autoridad de las eparquías rutenas, ruteno.

Espero que este viaje haya resultado entretenido e instructivo a partes iguales, la próxima entrada será, Dios mediante, sobre la iglesia greco-católica checa.