La Aventura de la Fe: Un viaje que me llevó a Oriente

Lăudat să fie Isus!

Retomo la actividad del blog tras este descanso vacacional. Recuerdo que los miércoles publicaré una entrada más de naturaleza vivencial, ya sea propia o de la vida en general en las iglesias orientales católicas y los viernes una entrada más técnica sobre la historia de las iglesias y ritos orientales.

Cuando explico que pertenezco a la iglesia greco-católica rumana la gente me pregunta: "¿Pero tú no eres español? Entonces, ¿cómo has acabado ahí? ¿Pero eso se puede hacer? ¿Por qué lo has hecho? ¿Es que no te gusta tu rito? Etc." Por eso me parecía interesante escribir una entrada explicando un poco esta cuestión. Como he dicho varias veces la Iglesia Católica está compuesta por 24 iglesias sui iuris, una latina y 23 orientales. La pertenencia a una de ellas se establece con el bautismo. Cuando un niño es bautizado queda inscrito en el rito al que pertenece el padre salvo que los padres determinen otra cosa. Pero esta pertenencia no es absoluta. Se puede cambiar de iglesia por diversos motivos. El más habitual es por matrimonio. Cuando se casan personas de dos ritos diferentes cualquiera de los dos cónyuges puede cambiar automáticamente de rito, basta con que lo manifieste y así queda inscrito en el acta bautismal en una nota marginal. Este cambio puede ser permanente o puede revertirse tras la muerte del cónyuge, aunque no es habitual. 

Otro motivo puede ser la ordenación, como es mi caso. Aquí el proceso es un poco más complicado, pues hay que pedir permiso a la Congregación de Iglesias Orientales, lo mismo tienen que hacer los que deseen cambiar de rito por otros motivos. Aunque existe un proceso simplificado, si dos obispos, uno de cada iglesia, se ponen de acuerdo entre sí se da por supuesto el permiso de Roma. 

Los motivos para el cambio fuera de estos dos supuestos son muy variados, los casos que yo conozco se dan principalmente porque el fiel, después de haber conocido un rito diferente al suyo, ha visto que le ayuda más en su fe. Aunque el cambio jurídico no es necesario para poder participar de los sacramentos en otro rito, muchos fieles deciden solicitar el cambio porque tienen el deseo de que el cambio que ha acontecido en su interior tenga una manifestación externa. El cambio, aún así, no es una cuestión menor, pues se queda sujeto canónicamente a las normas de la iglesia en la que se ha inscrito. Por ello el cambio es una cuestión recomendable. Por ejemplo, si uno pertenece a una iglesia pero participa de los sacramentos en otro rito queda un poco raro que jurídicamente tenga la obligación de ir a misa un día que es precepto en la iglesia en la que está inscrito pero no en la que acude a los sacramentos. 

En mi caso particular el cambio se dio tras haber conocido en profundidad la parroquia bizantina rumana a la que empecé a acudir los domingos  que es el único día en el que se suele celebrar la Divina Liturgia en las comunidades de la diáspora por las circunstancias particulares de las mismas. Yo, aunque había estado 7 años en un seminario latino y tenía la firme intención de ser sacerdote de rito romano, tomé esta decisión al ver que en mi vida el rito bizantino había entrado con una fuerza muy grande. Al principio tenía idea de ser ordenado en España, en una diócesis romano-católica y luego, con el permiso de mi obispo, pedir el birritualismo y poder ayudar a una comunidad de la diáspora. Pero con el tiempo fui viendo que lo principal en mi vida espiritual era el rito bizantino. Como he dicho, me veía mucho más integrado en el ritmo del rito bizantino, principalmente en la forma en la que se celebra la Divina Liturgia, que es como se llama a la Misa en las iglesias bizantinas. 

Aquí me parece importante aclarar una cosa que me han preguntado alguna vez (muy pocas gracias a Dios). No es que no me guste el rito romano o considere que el bizantino es mejor. No creo que haya ritos mejores o peores. Sí que creo que la espiritualidad de una persona puede encajar mejor con un rito u otro. Es importante entender que los ritos no son una propiedad exclusiva de una región, aunque haya algunos, como el etíope, que estén geográficamente más reducidos. Todos los ritos son un patrimonio universal de todos y cada uno de los fieles católicos. Me parece importante conocer, aunque sea mínimamente la realidad Católica de la Iglesia. Sinceramente, una de las cosas que más me ha apenado con respecto al cambio de rito ha sido ver como algunos (los que menos) amigos, incluidos varios sacerdotes, han visto mal mi decisión y, con una mentalidad muy cerrada y poco católica me han dicho cosas como "tienes la obligación de permanecer en tu rito" o "eso es una cosa que es para ellos, tú no pintas nada haciéndote de la iglesia greco-católica rumana, ni siquiera eres rumano". Cabe decir que aunque la mayoría de las iglesias bizantinas tienen en su nombre una referencia a un país, no son iglesias nacionales ni, mucho menos, nacionalistas. En Rumanía, por ejemplo, hay católicos bizantinos y latinos, y todos son igual de rumanos. En la India hay presencia de latinos, de siro-malankares y siro-malabares, tres iglesias católicas con tres ritos diferentes pero todos son igual de indios.

Yo puedo entender perfectamente que en países como España, donde la presencia pública de orientales, ya sean católicos u ortodoxos es minoritaria y casi nadie sabe que existimos, es difícil entender esta realidad y pueda costar asumir cosas que uno tenía "claras", como que pueden haber sacerdotes casados. En Estados Unidos, por ejemplo, donde la presencia de orientales es mucho mayor, de hecho hay varias eparquías (diócesis orientales), es bastante común que los fieles cambien de rito. Asumir esto como normal es uno de los objetivos de este blog. Creo que un conocimiento fluido de los otros ritos ayudaría a reducir muchos problemas que tenemos en la Iglesia. He oído muchas barbaridades que se solucionarían, creo yo, con una visión más Católica. Al encerrarnos en una parte perdemos de vista el todo. Por ello invito a todos los que lean esto que hagan un esfuerzo por conocer a la Iglesia en su totalidad. Yo siempre digo que una de las mayores riquezas de la Iglesia es cómo ha conseguido hacer llegar el evangelio a todas las culturas adaptándose sin adulterar el mensaje de Cristo. Ninguna religión en el mundo, en toda la historia, ha conseguido hacer algo semejante. La Iglesia, al igual que San Pablo, se ha hecho todo con todos, esa es la Catolicidad que nos caracteriza. 

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