Una ordenación inesperada

 Lăudat să fie Isus!

El domingo pasado acudí a una ordenación sacerdotal. Si bien conocía desde hace un mes la fecha, la misma me ha cogido un poco por sorpresa. En mi vida ya había visto alguna ordenación de rito bizantino. Aunque fue en ucraniano, idioma del que no entiendo prácticamente nada. ¿Por qué digo entonces que me resultó inesperada? Intentaré explicarme.

Domingo, 7 de la mañana, me despierto pensando si es moralmente aceptable despertarse un domingo a esas horas. Después de una ducha rápida y un más que necesario café salí para el pueblo donde iba a ser la ordenación. Aquí tengo mi primera cuestión inesperada, la ordenación no va a ser en la catedral de la eparquía, sino en el pueblo donde nació y se crío el futuro sacerdote, me pareció un gesto muy bonito y, según me dijeron, es una cosa tradicional en la eparquía. Después de una hora y pico de viaje llegamos al pueblo. Una iglesia típica bizantina de pueblo nos esperaba. 

Empieza la procesión de entrada, los sacerdotes llevan vestiduras sagradas azules porque es la fiesta de la Presentación de la Virgen María en el Templo. La ceremonia se desarrolla con normalidad hasta que, pasada la procesión con los Sagrados Dones, se celebra el rito de la ordenación. En primer lugar los candidatos son presentados, es muy bonito porque no sólo se dice su nombre, sino su lugar de origen y la parroquia de la que procede, en este caso la parroquia donde se estaba celebrando. Acompañados de la mano por el sacerdote que les ha presentado delante del obispo los candidatos entran por la puerta central del Iconostasio, la Puerta Real. Dan tres vueltas al Altar, arrodillándose en cada ángulo del mismo para besarlo. También, al pasar delante del obispo que está sentado delante del Altar, se arrodillan para besarle el epitraquilio (estola oriental) y las manos que le van a consagrar sacerdote. Finalmente el candidato, de rodillas con la cabeza apoyada en el Altar, es consagrado sacerdote. 

Tras esto se sale del Santuario (parte de la iglesia donde está el Altar) y, delante del Iconostasio, el obispo va poniendo al sacerdote sus vestiduras sagradas. Primero las bendice, el recién ordenado las besa y luego el obispo le pone cada vestidura en el hombro diciendo en voz alta: "¡Es digno!" Y, mientras el pueblo canta "es digno", el obispo le pone las vestiduras al recién ordenado. 

Tras esto la ceremonia sigue con normalidad hasta la comunión. En la tradición bizantina, el obispo da al Señor en la mano a los sacerdotes. A los recién ordenados les dice: "Recibe y conserva este don del Cielo hasta que Jesucristo, en su segunda venida, venga para reclamártelo y te pida cuentas de él". Este último momento me pilló un poco de sorpresa aunque ya conocía que se hacía. Me impresionó mucho escucharlo. 

Tras la Divina Liturgia hubo otro momento que me llamó mucho la atención. Tras la ceremonia, la gente se acerca al sacerdote recién ordenado para que le dé su bendición. El primero que lo hizo fue el obispo, al que a mí me impresionó mucho ver arrodillándose y diciendo "padre, con humildad le pido su bendición". Así después pasamos todos los demás a ser bendecidos. Tras esto el sacerdote, acompañado de su mujer, que ahora es "doamna preoteasa" o "señora sacerdotisa" porque es la mujer de un sacerdote, saludan a toda la gente y la invitan al convite de después. 

Así transcurrió un día inesperadamente lleno de gracia. No porque no esperara ninguna, claro que sabía que el Señor me colmaría de gracias ese día pero, como siempre, el Señor fue mucho más grande y generoso de lo que yo hubiera imaginado.  Orad por este nuevo sacerdote para que sea un santo sacerdote y esposo ante Dios y ante el Pueblo de Dios, que es la Iglesia. 

Comentarios

  1. Aquí hay un video de una ordenación por el rito bizantino en México que describe lo que nos cuenta en el párrafo 3 y 4
    https://youtu.be/qe8pf8G04rg

    https://youtu.be/J380e8j9dMc



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