Las Iglesias Orientales Católicas II: rumanos

Lăudat să fie Isus!

Siguiendo el ciclo de artículos sobre las iglesias orientales, hoy voy a empezar a explicar brevemente una a una. Voy a comenzar por la Iglesia Greco-católica Rumana.

El cristianismo llega a Rumanía en un primer lugar gracias al apóstol San Andrés, pero no fue hasta los s. IV-V cuando, gracias a San Nicetas de Remesiana (quien en la Liturgia es venerado como Apóstol de los rumanos) que el cristianismo se estableció en Rumanía. Una primera curiosidad que encontramos en el territorio rumano es que, si bien su lengua y su tradición tiene un origen y una fuerte impronta latina, cuando los búlgaros se unieron a la tradición bizantina, también lo hicieron los rumanos, pasando a ser una iglesia bizantina con un idioma romance, es decir, venido del latín, en vez del eslavo. 

Cuando en el año 1054 estalló el Gran Cisma entre Oriente y Occidente, la población se dividió en dos, un grupo fiel al Papa y otro al Patriarca de Constantinopla. Aunque el primer grupo oficialmente desapareció y toda la población fue considerada ortodoxa, esto no era realmente cierto porque muchas familias siguieron conservando, aunque fuera a nivel privado, una tendencia católica. Esto, unido a una gran labor apostólica de los jesuitas, quienes promovían entre los rumanos una vuelta a la comunión con Roma como ya habían hecho los ucranianos, posibilitó el nacimiento de la iglesia greco-católica rumana. Finalmente la unión se consuma el 4 de septiembre de 1700, cuando el eparca Atanasio de Transilvania firmó la unificación con Roma contando incluso con el visto bueno de los obispos ortodoxos, al menos en un primer momento. Por causa de una revuelta promovida por un monje ortodoxo, Visarion, la mitad de los greco-católicos volvió a la iglesia ortodoxa.

Empieza aquí para la iglesia greco-católica rumana una dura labor de crecimiento. Al principio la pequeña comunidad greco-católica rumana dependía del primado latino de Erztergom, en Hungría, pero, en 1853, el papa Pío IX crea la actual provincia eclesiástica cuya sede está nominalmente en la histórica zona de Alba Iulia y Făgăraș, pero con la residencia del obispo en Blaj. Poco a poco se van creando distintas sedes eparquiales según va creciendo la iglesia greco-católica hasta conformar 6 eparquías, que son las actuales que tiene la comunidad greco-católica en Rumanía, más una, de más reciente creación, en EEUU. La unidad con Roma va creciendo poco a poco a través del apostolado, pero esta unión con el Papa no se ratificó con tinta, sino con sangre...

Tras la II Guerra Mundial Rumanía, como todo el bloque oriental de Europa, cae bajo la dictadura del comunismo. El 1 de octubre de 1948 se convoca un "sínodo" donde se aprobó "unánimemente" la reunificación de la iglesia greco-católica con la iglesia ortodoxa. De la noche a la mañana todas las propiedades de la iglesia greco-católica pasaron a ser de los ortodoxos, propiedades que, en su mayoría, aún no han sido devueltas. La noche del 28 de octubre de 1948 los 7 eparcas greco-católicos fueron arrestados junto a 35 sacerdotes. Todos murieron mártires a lo largo de los años. De este tiempo en prisión se conservan testimonios bellísimos, recomiendo particularmente un libro, traducido a la lengua española, escrito por un obispo que pasó muchos años en prisión y sobrevivió, Ioan Ploscaru, "Cadenas y Terror". En un artículo a parte hablaré más detenidamente de los eparcas mártires, beatificados recientemente por el papa Francisco.

Pese a la durísima persecución comunista la iglesia greco-católica perseveró bajo la guía del eparca metropolitano, Alexandru Todea, quién fue creado cardenal en 1991 por el papa San Juan Pablo II. 

Finalmente, en 1989, tras la caída del dictador Ceaușescu, se firma un Decreto por el cuál la iglesia greco-católica recuperó la libertad legal y más tarde la de culto y la autonomía con respecto a la iglesia ortodoxa. 

Actualmente la iglesia greco-católica rumana cuenta con más de 1 millón de fieles en todo el mundo (los datos exactos son muy difíciles de conseguir), principalmente en Rumanía, pero con pequeñas comunidades en la diáspora, de la que hablaré un día más detenidamente. El actual jerarca es Lucian Mureșan, el archieparca mayor.

El rito en el que celebra esta iglesia es el bizantino (recesión rumana) con el rumano como lengua litúrgica, aunque al norte, en la eparquía de Maramureș, existe una pequeña comunidad rutena que celebra en eslavo antiguo, pero de la iglesia rutena hablaré en otra ocasión. 

Si alguno le interesa, en la página principal del blog, en la parte de arriba, hay un apartado de enlaces de interés donde se puede encontrar, entre otros, un enlace a la página web oficial de la iglesia greco-católica rumana. 


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